martes, 25 de agosto de 2009


Me siento e intento recordar el por qué de tantas cosas.
El por qué de este asiento, el por qué de mi cuerpo en esta habitación, el por qué perdono y no recuerdo el por qué de este dolor.
Me veo en el espejo del fondo de esta estancia y le pregunto a esa persona casi pálida, casi temerosa y casi morena el por qué de tanta pregunta y no hace otra cosa que mirarme y callar como yo.
Se levanta y camina, como yo, decide no volver pero yo vuelvo encambio.
Mi vida es mía y no la de un reflejo de lo que soy o de lo que fui en el espejo del fondo.

2 comentarios:

Unknown dijo...

a veces lo dificil es encontrar ese momento de soledad, donde darse cuenta de las cosas mas evidentes, se convierte en reflexión, ¡que pocos momentos para la reflexión!...
me encantó el final, tomando las riendas nuevamente.

besiños

Anónimo dijo...

Creo que o mundo está a piques de cambiar. A vella cantilena de xustificarmos a nosa existencia -normalmente, a través do sacrificio- vai dar paso ao recoñecemento absoluto da nosa presenza no mundo.
Quedan atrás os porqués, e vivimos por nós e polo colectivo.
A miña aperta
Carlos