la vergüenza de un espejo,
un no quiero porque no me dejan,
una huída hacia el abismo sin freno de mano que llevarse a la boca,
dos pájaros picoteándose porque se quieren con dos huevos y medio de por medio,
la sombra de ella escapándose de su cuerpo por temor a que la manchen,
todas las campanas del mundo mudas por vacaciones,
las góndolas de Venecia en huelga por falta de carreteras,
una vida mía por unas horas de la tuya,
el sol llorando porque quiere un fondo gris,
las nubes muertas de risa porque los astros enloquecen,
mi conmigo, todos con los demás y nadie echándose de menos,
ahora que has llegado, un zapato por sombrero y la lucidez a cada paso,
una vuelta al mundo y un tercer ojo para verla crecer,
un aura que no se multiplica si no se alimenta al cubo de cualquier viandante,
la mía, la tuya, la de ellos, la de los conocidos y la de los que quedan por conocer,
el espejo con vergüenza de su reflejo pero feliz porque tiene zapatos para tapar su falta de cabeza.
una huída hacia el abismo sin freno de mano que llevarse a la boca,
dos pájaros picoteándose porque se quieren con dos huevos y medio de por medio,
la sombra de ella escapándose de su cuerpo por temor a que la manchen,
todas las campanas del mundo mudas por vacaciones,
las góndolas de Venecia en huelga por falta de carreteras,
una vida mía por unas horas de la tuya,
el sol llorando porque quiere un fondo gris,
las nubes muertas de risa porque los astros enloquecen,
mi conmigo, todos con los demás y nadie echándose de menos,
ahora que has llegado, un zapato por sombrero y la lucidez a cada paso,
una vuelta al mundo y un tercer ojo para verla crecer,
un aura que no se multiplica si no se alimenta al cubo de cualquier viandante,
la mía, la tuya, la de ellos, la de los conocidos y la de los que quedan por conocer,
el espejo con vergüenza de su reflejo pero feliz porque tiene zapatos para tapar su falta de cabeza.